La multinacional de la alimentación ha ganado un pleito contra sí misma, que se remonta a cuando las dos compañías eran diferentes, una española y otra mexicana, y peleaban por utilizar en Europa el mismo nombre que les dio su fundador.
Bimbo gana la batalla a Bimbo. Una reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha dado la razón a la empresa española Bimbo frente a la mexicana Grupo Bimbo en un conflicto por registrar el nombre de esta última. Se da la circunstancia de que durante el tiempo que duró el proceso judicial, se produjo la compra de Bimbo España por parte de Grupo Bimbo, por lo que finalmente todo queda en casa.
La disputa entre ambas compañías comenzó cuando la mexicana intentó registrar la marca Grupo Bimbo ante la Oficina de Armonización del Mercado Interior (Oami), que no lo permitió. Tras interponer un recurso, la mexicana logró que se favoreciera el registro, pero sólo para una serie de productos que no estuvieran vinculados al pan.
Aun así, Bimbo consideró que se seguía generando confusión en los consumidores españoles al permitir que se usara esta marca para algunos productos. Finalmente, el tribunal europeo, en una sentencia del 14 de diciembre de 2012, ha dado la razón a la española, señalando que el renombre extremadamente elevado de la marca Bimbo en nuestro país es suficiente para considerar que existe un riesgo de aprovechamiento futuro de la notoriedad de la marca de pan de molde más famosa en España.
Bimbo pudo demostrar que se trataba de una marca notoria y aportó al proceso estudios de mercado, según los cuales el 77% de los encuestados mencionó en primer lugar su nombre cuando se les pidió que citaran todas las marcas de pan de molde blanco que conocían, y el 98% decía conocer la marca.
A finales de 2011, Bimbo España volvió a sus orígenes al ser comprada por Grupo Bimbo, empresa a la que había estado vinculada entre 1964 y 1978. Fue el empresario español Jaime Jorba quien fundó la firma matriz en México en 1945 junto con otros socios. Casi dos décadas después, trajo la marca a España, pero como una empresa independiente, para finalmente venderla 14 años más tarde a la multinacional estadounidense Sara Lee.
Desde entonces, y hasta hace algo más de un año, eran dos compañías diferentes que incluso llegaron a pelear por la marca en los tribunales.
Según ha explicado a EXPANSIÓN Josep Carbonell, abogado que defendió a Bimbo en el litigio ante el tribunal europeo, a pesar de la sonada operación de compra-venta de octubre de 2011, las partes no quisieron parar el proceso que ya estaba en marcha porque interesaba que el tribunal ratificara que Bimbo es una marca notoria y así fijar un precedente ante futuros conflictos. No obstante, asegura que el tribunal fue advertido de las nuevas circunstancias corporativas y, de hecho, así consta en la sentencia. De esta forma, han logrado crear un antecedente judicial que refuerza su nombre.
El caso de marcas que se ven afectadas por las fronteras internacionales no es nuevo. La Primera y la Segunda Guerra Mundial tuvieron efectos sobre marcas como Merck o Budweiser. La primera de ellas vio cómo su negocio se separaba a ambos lados del Atlántico, pero conservando el mismo nombre, algo que en la actualidad ha dado problemas a la hora de abarcar nuevos mercados geográficos.
La marca Budweiser, en su versión checa, se tambaleó en función de la situación política de Checoslovaquia, que tras la Segunda Gran Guerra quedó en poder de los soviéticos. Al tratarse de un gentilicio alemán poco atractivo para los comunistas, se cambió el nombre, que más tarde intentó recuperar.
Pelea por el detalle
No todos los conflictos por una misma marca proceden de compañías con un origen común, sino de empresarios que sin conocerse pensaron en el mismo nombre para sus respectivos negocios y, con el tiempo, coincidieron en el mismo mercado geográfico. Es el caso, por ejemplo, de Grupo Ortiz, nombre que utilizaron dos constructoras españolas, una de Valencia y otra de Madrid.
Otro caso curioso es el de la cerveza Corona. Una empresa mexicana, con una marca conocida a nivel mundial y que se ve obligada a cambiar su nombre al pisar suelo español. La razón es que en España la familia Torres, con negocios vinculados al mundo del vino, ya tenía registrado este nombre. Por eso, la famosa cerveza azteca es conocida en España bajo el nombre de Coronita.
En otras ocasiones, ni siquiera hace falta que la marca sea exactamente la misma, como le ocurrió a la inmobiliaria Afirma, que por culpa de una f tuvo que cambiar de nombre tras una demanda interpuesta por Affirma, compañía especializada en centros de negocio.
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